La Belleza

Una Educación Estética. Frédéric Schiffter. Siruela

La Belleza. Una Educación Estética.

…la época padece una sequía artística…

Con el tiempo, un artista, por nuevo y extraordinario que sea en un periodo clave de su vida, corre el riesgo de congelarse en su gesto subversivo inicial. Aunque logre escapar a esa calcificación formal, sucede a menudo que su influencia en las nuevas generaciones, fecunda para algunos individuos, sea funesta para otros. En otras palabras, el genio o bien inspira las imaginaciones o bien las anestesia. Si las inspira, dichas imaginaciones terminarán siendo originales; si las anestesia, se esclerotizarán. En el primer caso, nacerán nuevas formas vivas; en el segundo, procedimientos que alumbrarán productos muertos al nacer, también llamados «obras académicas».

…acrecienta, enriquece y amplía el potencial poético oculto y reprimido por una racionalidad mercantil y tecnocientífica. A la potencia social y económica que destruye las pasiones, las sensaciones y las emociones, el surrealismo opone las desviaciones, la marginalidad y las disidencias de la imaginación. Poetas, pintores, escultores y cineastas practicarán su arte como una acción directa, a la manera de los anarquistas, al servicio de lo maravilloso.

…me incita a experimentar lo que los fenomenólogos llamarían una epojé —y que consiste, en este caso, en poner entre paréntesis el mundo real que me rodea para entrar en un mundo utópico y acrónico—

Proust establecía una distinción entre el «yo profundo» de un individuo, el magma de sus afectos, y su «yo social», su marioneta mundana. El segundo, muy activo, no deja de empujar al primero a perderse de vista a sí mismo. La soledad es necesaria para escuchar música porque, durante el tiempo que dura un disco, ofrece la ocasión de reencontrarse con uno mismo.

«Todo lo que está acabado, perfecto, suscita el asombro —dice Nietzsche—, todo lo que está haciéndose es despreciado. Ahora bien, nadie puede ver en la obra del artista [genial] cómo se ha hecho; esa es su ventaja, ya que, allí donde se puede asistir a una génesis, se pierde un poco el entusiasmo...».

A mis ojos, una obra de la que no tuviera nostalgia alguna, tras haber saboreado su belleza, y que no me hubiese prometido a mí mismo en secreto volver a encontrar algún día, no valía gran cosa.

…puedo decir ahora, al recordar mis horas de lectura de antaño, que los únicos días de mi adolescencia que viví con plenitud fueron los que creí no haber vivido por pasarlos con un libro cautivador.

No digo que la Alegría no pueda ir asociada a la belleza, pero digo que es uno de sus adornos más vulgares, mientras que la Melancolía es, por así decirlo, su ilustre compañera...

…mi placer estético es un placer contemplativo, y la contemplación consiste en una meditación soñadora o una ensoñación meditativa que, pese a su disfrute y a su pura gratuidad desde el punto de vista pragmático e intelectual, no deja por ello de ser un ejercicio de gran valor espiritual.

Del individuo que medita decía Platón que su alma «dialoga en silencio consigo misma»

Lo bello pertenece al arte, y lo sublime, a la naturaleza.

…escapar del carrusel social…

«Gracias al arte, en lugar de ver un solo mundo, el nuestro, lo vemos multiplicarse y tenemos a nuestra disposición tantos mundos como artistas originales existen».

- Marcel Proust

«No tardé en darme cuenta del peligro que podía implicar el hecho de seguir sirviendo indiscriminadamente a esa clase de expresión, y decidí limitar la producción de los ready-made a unos pocos cada año. Comprendí en aquella época que, para el espectador, y aún más que para el artista, el arte es una droga que puede crear adicción y quise proteger mis ready-made contra una contaminación de ese tipo».

- Marcel Duchamp

El temor de Duchamp no era caer en la rutina y que se denunciara un desecamiento de su fantasía, sino sencillamente ceder a un aburguesamiento de la provocación.

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