Zen en el Arte del Tiro al Arco
Eugen Herrigel. Gaia.
Introducción de D. T. Suzuki:
Uno de los factores esenciales en la práctica del tiro con arco y de las otras artes que se cultivan en el Japón (y probablemente también en otros países del Lejano Oriente) es el hecho de que no entrañan ninguna utilidad. Tampoco están destinadas a brindar goce estético, sino que significan ejercitación de la conciencia, que ha de relacionarse con la realidad última. Así pues, el tiro con arco no se realiza tan solo para acertar el blanco; la espada no se blande para derrotar al adversario; el danzarín no baila únicamente con el fin de ejecutar movimientos rítmicos. Ante todo, se trata de armonizar lo consciente con lo inconsciente.
El arquero ya no está consciente de su yo, como un individuo cuya misión es acertar el blanco. Mas ese estado de no conciencia lo alcanza solo si está enteramente libre y desprendido de su yo, si se aúna a la perfección de su destreza técnica. Esto se distingue fundamentalmente de todo progreso que pudiera alcanzarse en el manejo del arco.
La diferencia característica entre el Zen y todas las demás doctrinas de índole religiosa, filosófica o mística reside en que jamás desaparece de nuestra vida cotidiana, pero, a pesar de toda su aplicabilidad práctica y de toda su «concretez», entraña algo que lo separa de la contaminación y del ajetreo mundanos.
El Zen es «la mente cotidiana», según la expresión de Baso. Esa «mente cotidiana» no es otra cosa que «dormir cuando se tiene sueño; comer cuando se tiene hambre». Apenas reflexionamos, razonamos y formulamos conceptos, lo inconsciente primario se pierde y surge un pensamiento.
El hombre es un ser pensante, pero sus grandes obras las realiza cuando no calcula ni piensa. Debemos reconquistar el “candor infantil” a través de largos años de ejercitación en el arte de olvidarnos de nosotros mismos.
Zen en el Arte del Tiro al Arco
¡Cuántas veces le atormenta en el camino la desconsoladora sensación de aspirar a lo imposible! Y, no obstante, llegará el día en que lo imposible se habrá hecho posible, más aún, natural.
Vive sin que siga siendo él quien vive.
Desde este punto de vista se comprenderá por qué el zenista evita hablar de sí mismo y, por ende, de su evolución. No porque lo considere como una garrulería inmodesta, sino lisa y llanamente como una traición al Zen. La sola decisión de decir algo acerca del Zen le exige un serio examen de conciencia. Como grave advertencia tiene ante sí el recuerdo de uno de los más grandes maestros que, interrogado por la naturaleza del Zen, guardó silencio, inmutable como si no hubiera escuchado la pregunta. Y entonces, ¿es concebible que el zenista haya de sucumbir a la tentación de rendir cuentas acerca de sí mismo, de lo que ha arrojado de sí y que no echa ya de menos?
…no hay ni puede haber otro camino hacia la mística que el de la propia vivencia y el del propio sufrimiento. Si faltan estas premisas, todo cuanto se diga es mero palabrerío.
«Este es precisamente su error: usted se esfuerza, usted piensa en ello. ¡Concéntrese solo en la respiración, como si no tuviese que hacer otra cosa!».
«el arte gentil» y su símbolo es, desde tiempos inmemoriales, el agua que siempre cede más nunca es vencida.
… permanecer relajado en la mayor tensión…
Pasen frente a todo sin prestar atención…
¡El arte genuino no conoce fin ni intención!
Lo que le obstruye el camino es su voluntad demasiado activa. Usted cree que lo que usted no haga no se hará.
Cuanto más intensa es la concentración en la respiración, tanto más se desvanecen los estímulos exteriores. Se confunden en un vago murmullo al cual uno va prestando cada vez menos atención hasta que, al final, se lo siente tan poco molesto como el ruido de la rompiente en la playa cuando, después de haberse acostumbrado a él, apenas si se lo escucha.
Solo se debe vigilar atentamente que el cuerpo, de pie, sentado o acostado, se halle lo más relajado posible, y luego concentrarse en la respiración. Pronto uno se sentirá aislado como por envolturas impermeables.
… ese estado, fundamentalmente libre de intención y del yo, es el que el maestro llama propiamente «espiritual».
… más importante que todas las obras exteriores —por cautivantes que sean— es la obra interior, la que debe realizar si ha de cumplir precisamente su destino de artista.
Ya sabe que no debe enojarse por los tiros fa-lados. Pero tampoco debe regocijarse con los logrados. Tiene que desprenderse de ese fluctuar entre placer y displacer. Tiene que aprender a sobreponerse a ello con libre ecuanimidad, alegrándose como si otro hubiese hecho esos disparos. Esto también debe practicarlo incansablemente. No se imagina cuánta importancia tiene».
… no se dejen influir por la presencia de los espectadores, sino que ejecuten la ceremonia con la misma despreocupación que si estuviéramos solos…
A través de años de ininterrumpida meditación, ha llegado a vivenciar que la vida y la muerte son, en el fondo, una y la misma cosa y pertenecen a un mismo plano del destino. Por eso ya no conoce ni la angustia de la vida ni el temor a la muerte.
el hombre intrépido debe saber desprenderse de la existencia, silencioso e impasible.
Quien domina la vida y la muerte está libre de todo temor, hasta tal punto que ya no es capaz de experimentar la sensación de miedo. Quien no conozca por experiencia propia el poder de la meditación seria y prolongada, no puede imaginarse qué victorias sobre nosotros mismos nos permite lograr. Sea como fuere, el maestro consumado revela, a cada paso, su arrojo no con sus palabras sino con su comportamiento; uno lo percibe y se siente profundamente impresionado.
Citas:
«Si preguntas qué es la mente apropiada, la respuesta será "Mushin" (mente absoluta, no-mente) y "Kyoshin" (mente vaciada). "Mushin" también es considerada como una fuerza que trabaja libremente, respondiendo tal como sea necesario. "Kyoshin" indica que la mente no está ni preocupada ni trabada por los sentimientos. Así la mente desarrolla el estado de "Mushin"».
- RYOJI YOKOYAMA
«Pensar: No voy a pensar. Esto, también, es algo en los pensamientos de uno. Simplemente no pienses en absoluto acerca de no pensar».
- POEMA ANÓNIMO
… El punto es que a través de una práctica larga y genuina surge tu dignidad natural como ser humano. Esta dignidad natural ya está en ti, pero se halla cubierta por un montón de obstáculos. Cuando se los despeja, eso le permite brillar a tu dignidad natural».
ONYUMISHI KANJURO SHIBATA XX
«Si nada dentro de ti permanece rígido, las cosas externas se revelarán por sí mismas. Al moverte sé como el agua, estando quieto, sé como un espejo, responde como un eco».
- DEL LIBRO DE LIEZA
«Tranquilidad significa armonía en no-pensamiento».
- YU SHIH-NAN
«Alguien que no tiene una obsesión es noble. Cuando buscas algo fuera de ti mismo, todo tu hacer ya está errado. Solo tratas de buscar el estado de Buda, pero estado de Buda es solo un nombre, una expresión.
¿Conoces al que está haciendo esta búsqueda?».
- LIN-CHI